Capítulo ll
No terminaba de
entender lo que acababa de escuchar, y por la expresión en el rostro de Ricardo
supongo que él tampoco. El silencio se prolongó por al menos dos minutos
durante los cuales nuestros anfitriones no dijeron nada, solo sonreían
cálidamente. Durante ese ligero y a la vez eterno tiempo lo único que se
escuchaba eran las manecillas del reloj que avanzaban para liquidar a la noche
y resucitar el día, y el ligero crepitar de la leña en la chimenea.
- Espere, ¿Eso qué
significa exactamente? No termino de entenderlo...- dije después de permanecer
meditabundo por un rato- ¿Cómo es posible que ustedes puedan saber eso de parte
de sus hijos ANTES de que ellos nazcan?
- Verá, “Señor X”,
aquí en Umbral ocurre un pequeño detalle con los niños.
- ¿Umbral?-
preguntó Ricardo, poniendo la cara que pone alguien al escuchar un nombre que
no cuadra o que simplemente es raro oírlo asignado a una localidad.
- Así es, joven,
este lugar en el que nos encontramos es Umbral- dijo Sonia- es un bonito lugar
para vivir, pero el clima es muy crudo en invierno.
Sinceramente eso
último no lo escuché, estaba muy ocupado pensando en que la señora había
remarcado las palabras de su marido en lugar de corregirlo por un pequeño error.
Estábamos en Umbral, un misterio menos, pero con el cual surgían muchos más...
¿Dónde se encontraba exactamente?, ¿Y cómo fue que llegamos aquí sin saber
siquiera el nombre del lugar?
- La verdad creo
que nos gustaría saber un poco más sobre ese asunto, ¿verdad, Mizael?
- Estoy de acuerdo.
- Muy bien, déjenme
contarles la situación: Aquí en Umbral lo que más abunda son los niños, cada
familia tiene comúnmente hasta 7 hijos. La nuestra es de esas pocas
excepciones, pues solo tenemos 4. Dos de ellos ya los conocen, Kal-El y
Cheshire. Estudiando fuera tenemos a otro hijo, Faulkner.
- ¿Y quién es el
cuarto hijo?, ¿Dónde está?- preguntó Ricardo.
- Está muerto-
respondió tranquilamente Paul- murió hace ya dos años.
- Y... si ya está
muerto, ¿Por qué lo cuenta como presente?- les pregunté yo, un poco impactado
por la tranquilidad con la que el hombre nos había dado la baja de su vástago.
- Porque no pasará
mucho antes de que regrese con nosotros- confirmó Sonia de inmediato.
No captaba bien,
así que le dije a Ricardo que nos guardáramos toda pregunta y comentario para
el final, que contaran lo que debieran contar sin interrupciones, tal vez así
la información fuese más fácil de procesar.
- De acuerdo, la
cosa es así: Pese a que en Umbral la población que conforman los niños es
vasta, su calidad de vida deja mucho que desear. Como máximo, los niños de
aquí, para ese entonces ya convertidos en adultos jóvenes, solo llegan a la
edad de 20 o 25 años. Después de lo cual simplemente mueren. Nunca hemos
entendido por qué, pero esto tiene ya muchisímo tiempo, así que para cuando
nosotros llegamos a este mundo, esta situación ya era cosa vieja, y la gente se
había resignado a ver morir jóvenes a sus hijos sin saber la causa exacta. Dado
el poco tiempo que tienen para vivir, les dejamos tener la vida que quieran, y
hacer lo que quieran, bajo un margen de respeto a nosotros claro está, y
tratamos de nunca enojarnos con ellos. Los niños que deciden estudiar, como
nuestro hijo mayor, lo hacen porque eso es lo que quieren, aunque la mayoría
prefiere pasar sus pocos años de vida en casa y sin preocuparse por este asunto
hasta que les quedan solo dos años de vida...
Cuando hubo
terminado el relato de Paul no pude hacer más que pensar que el tipo estaba
chalado o simplemente nos estaba tratando de jugar una broma pesada. Una vez
que reflexioné sobre el asunto, disparé la primera pregunta:
- Muy bien, lo que
me dicen no tiene mucho sentido por algo, ¿Cómo es posible que ustedes sean
adultos aparentemente sanos si la calidad de vida de este lugar es tan mala?,
¿Cómo es que ustedes dos y todos los demás adultos de este lugar han llegado
tan lejos siendo que lo más común es que llegado el momento ustedes mueran a
los 25 años como máximo?
- Bueno, eso es
debido a que solo unos pocos logramos vivir. Así como nosotros que solo tenemos
4 hijos somos considerados en Umbral una familia escasa, aquellos que logramos
sobrevivir más allá de los 30 somos los considerados longevos. De donde ustedes
proceden las edades tal vez sean distintas- respondió Sonia.
Tenía sentido. En
el mundo hay personas que viven por encima de los 100 años (si más no me
equivoco, la persona más longeva del mundo, una mujer de Brasil, tiene casi 115
años). Ahora bien, conforme pasan las generaciones el número de años que viven
las generaciones actuales va decreciendo, esto debido a los malos hábitos a los
que se somete al cuerpo. Actualmente la calidad de vida ha disminuido a los 70
años. Tal vez aquí en Umbral la calidad de vida haya disminuido tanto que las
personas solo viven hasta la corta edad de 25 años. Es algo triste.
Al ver que no
respondía de vuelta, Paul dijo:
- ¿No tienen más
preguntas?
- Sí, yo tengo una-
respondió Ricardo- Dijo que su hijo que ya está muerto pronto regresará con
ustedes, ¿A qué se refería exactamente?
- Bueno, es otro
detalle más de este lugar: Aquí los lazos de la vida y la muerte son muy
ligeros. Conforme pasan los años, los niños suelen volver a la vida, pero al
hacerlo parten con otra familia, bajo otra apariencia o incluso del sexo
opuesto al que eran antes de morir. Antes de volver, ellos recuerdan todo lo
que vivieron con su familia, pero una vez que regresan su memoria se vacía para
poder ser llenada con información y recuerdos nuevos. Esto lo sabemos porque en
todos estos años ningún niño que haya vuelto ha dado muestras de recordar algo.
Otra cosa que pueden hacer es comunicarse con nosotros, de esa forma, nuestros
hijos nos pidieron que les pusiéramos los nombres que querían antes de que les
borraran la memoria, de esa forma tal vez no recordarían nada, pero al menos
llevarían en esa vida algo referente a cosas que les gustaban en su otra vida.
A mi hijo le gustaba Superman, no a mí, igual que mi hija adoraba leer Alicia
en el País de las Maravillas. Y por lo visto también saben cuál será su nueva familia,
porque pueden comunicarse con nosotros de antemano.
- Bueno, y si su
hijo que ya ha muerto regresará pero con otra familia, ¿Por qué aun lo cuentan
como suyo?
- Porque aun es
nuestro, aun muertos y después vivos con otras familias, ellos siempre serán
nuestros hijos.- nos dijo Sonia- Nosotros somos nuevos en esto, por ende solo
tenemos 4 hijos. En cambio hay familias cuyo número de hijos oscila entre los
100 y 150 niños.
Toda esa
información tan confusa me hacía dar vuelta la cabeza. La expresión en el
rostro de Ricardo me decía que no faltaba mucho para que su cerebro estallara
por la cantidad de locuras que estaba procesando para una sola noche. Y
mientras nos mirábamos uno al otro, allá afuera en las calles empezó a ocurrir
algo. Se escuchaba una marcha de varias personas, pero no sabíamos cuántos
eran, así que de inmediato nos levantamos del sofá y fuimos a ver por el gran
ventanal, y nos quedamos asombrados ante lo que vimos. Ahí afuera iban
marchando una cantidad impresionante de niños, iban en fila india y todos
llevaban puesto lo que parecía ser una máscara de calavera. No hablaban entre
ellos, y parecían ser guiados por nadie, pues no se veía ninguna figura de
autoridad supervisándolos, pero por la forma en que marchaban tan sincrónica casi
parecía que estuviesen rodeados de supervisores que esperan que cometieran el
más pequeño error para reprenderlos. Estaban rodeados por una densa capa de
niebla, casi parecía ser parte de una escenografía de la marcha.
- ¿Ustedes saben
qué pasa ahí afuera?- les pregunté.
- Ellos ya parten
de este mundo. Esos niños van rumbo a su muerte- dijo Paul tras nosotros.
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