domingo, 8 de diciembre de 2013

Umbral

Capítulo ll

No terminaba de entender lo que acababa de escuchar, y por la expresión en el rostro de Ricardo supongo que él tampoco. El silencio se prolongó por al menos dos minutos durante los cuales nuestros anfitriones no dijeron nada, solo sonreían cálidamente. Durante ese ligero y a la vez eterno tiempo lo único que se escuchaba eran las manecillas del reloj que avanzaban para liquidar a la noche y resucitar el día, y el ligero crepitar de la leña en la chimenea.

-       Espere, ¿Eso qué significa exactamente? No termino de entenderlo...- dije después de permanecer meditabundo por un rato- ¿Cómo es posible que ustedes puedan saber eso de parte de sus hijos ANTES de que ellos nazcan?
-       Verá, “Señor X”, aquí en Umbral ocurre un pequeño detalle con los niños.
-       ¿Umbral?- preguntó Ricardo, poniendo la cara que pone alguien al escuchar un nombre que no cuadra o que simplemente es raro oírlo asignado a una localidad.
-       Así es, joven, este lugar en el que nos encontramos es Umbral- dijo Sonia- es un bonito lugar para vivir, pero el clima es muy crudo en invierno.

Sinceramente eso último no lo escuché, estaba muy ocupado pensando en que la señora había remarcado las palabras de su marido en lugar de corregirlo por un pequeño error. Estábamos en Umbral, un misterio menos, pero con el cual surgían muchos más... ¿Dónde se encontraba exactamente?, ¿Y cómo fue que llegamos aquí sin saber siquiera el nombre del lugar?

           
-       La verdad creo que nos gustaría saber un poco más sobre ese asunto, ¿verdad, Mizael?
-       Estoy de acuerdo.
-       Muy bien, déjenme contarles la situación: Aquí en Umbral lo que más abunda son los niños, cada familia tiene comúnmente hasta 7 hijos. La nuestra es de esas pocas excepciones, pues solo tenemos 4. Dos de ellos ya los conocen, Kal-El y Cheshire. Estudiando fuera tenemos a otro hijo, Faulkner.
-       ¿Y quién es el cuarto hijo?, ¿Dónde está?- preguntó Ricardo.
-       Está muerto- respondió tranquilamente Paul- murió hace ya dos años.
-       Y... si ya está muerto, ¿Por qué lo cuenta como presente?- les pregunté yo, un poco impactado por la tranquilidad con la que el hombre nos había dado la baja de su vástago.
-       Porque no pasará mucho antes de que regrese con nosotros- confirmó Sonia de inmediato.

No captaba bien, así que le dije a Ricardo que nos guardáramos toda pregunta y comentario para el final, que contaran lo que debieran contar sin interrupciones, tal vez así la información fuese más fácil de procesar.  

-       De acuerdo, la cosa es así: Pese a que en Umbral la población que conforman los niños es vasta, su calidad de vida deja mucho que desear. Como máximo, los niños de aquí, para ese entonces ya convertidos en adultos jóvenes, solo llegan a la edad de 20 o 25 años. Después de lo cual simplemente mueren. Nunca hemos entendido por qué, pero esto tiene ya muchisímo tiempo, así que para cuando nosotros llegamos a este mundo, esta situación ya era cosa vieja, y la gente se había resignado a ver morir jóvenes a sus hijos sin saber la causa exacta. Dado el poco tiempo que tienen para vivir, les dejamos tener la vida que quieran, y hacer lo que quieran, bajo un margen de respeto a nosotros claro está, y tratamos de nunca enojarnos con ellos. Los niños que deciden estudiar, como nuestro hijo mayor, lo hacen porque eso es lo que quieren, aunque la mayoría prefiere pasar sus pocos años de vida en casa y sin preocuparse por este asunto hasta que les quedan solo dos años de vida...


Cuando hubo terminado el relato de Paul no pude hacer más que pensar que el tipo estaba chalado o simplemente nos estaba tratando de jugar una broma pesada. Una vez que reflexioné sobre el asunto, disparé la primera pregunta:

-       Muy bien, lo que me dicen no tiene mucho sentido por algo, ¿Cómo es posible que ustedes sean adultos aparentemente sanos si la calidad de vida de este lugar es tan mala?, ¿Cómo es que ustedes dos y todos los demás adultos de este lugar han llegado tan lejos siendo que lo más común es que llegado el momento ustedes mueran a los 25 años como máximo?
-       Bueno, eso es debido a que solo unos pocos logramos vivir. Así como nosotros que solo tenemos 4 hijos somos considerados en Umbral una familia escasa, aquellos que logramos sobrevivir más allá de los 30 somos los considerados longevos. De donde ustedes proceden las edades tal vez sean distintas- respondió Sonia.

Tenía sentido. En el mundo hay personas que viven por encima de los 100 años (si más no me equivoco, la persona más longeva del mundo, una mujer de Brasil, tiene casi 115 años). Ahora bien, conforme pasan las generaciones el número de años que viven las generaciones actuales va decreciendo, esto debido a los malos hábitos a los que se somete al cuerpo. Actualmente la calidad de vida ha disminuido a los 70 años. Tal vez aquí en Umbral la calidad de vida haya disminuido tanto que las personas solo viven hasta la corta edad de 25 años. Es algo triste.

Al ver que no respondía de vuelta, Paul dijo:

-       ¿No tienen más preguntas?
-       Sí, yo tengo una- respondió Ricardo- Dijo que su hijo que ya está muerto pronto regresará con ustedes, ¿A qué se refería exactamente?
-       Bueno, es otro detalle más de este lugar: Aquí los lazos de la vida y la muerte son muy ligeros. Conforme pasan los años, los niños suelen volver a la vida, pero al hacerlo parten con otra familia, bajo otra apariencia o incluso del sexo opuesto al que eran antes de morir. Antes de volver, ellos recuerdan todo lo que vivieron con su familia, pero una vez que regresan su memoria se vacía para poder ser llenada con información y recuerdos nuevos. Esto lo sabemos porque en todos estos años ningún niño que haya vuelto ha dado muestras de recordar algo. Otra cosa que pueden hacer es comunicarse con nosotros, de esa forma, nuestros hijos nos pidieron que les pusiéramos los nombres que querían antes de que les borraran la memoria, de esa forma tal vez no recordarían nada, pero al menos llevarían en esa vida algo referente a cosas que les gustaban en su otra vida. A mi hijo le gustaba Superman, no a mí, igual que mi hija adoraba leer Alicia en el País de las Maravillas. Y por lo visto también saben cuál será su nueva familia, porque pueden comunicarse con nosotros de antemano.

-       Bueno, y si su hijo que ya ha muerto regresará pero con otra familia, ¿Por qué aun lo cuentan como suyo?

-       Porque aun es nuestro, aun muertos y después vivos con otras familias, ellos siempre serán nuestros hijos.- nos dijo Sonia- Nosotros somos nuevos en esto, por ende solo tenemos 4 hijos. En cambio hay familias cuyo número de hijos oscila entre los 100 y 150 niños.

Toda esa información tan confusa me hacía dar vuelta la cabeza. La expresión en el rostro de Ricardo me decía que no faltaba mucho para que su cerebro estallara por la cantidad de locuras que estaba procesando para una sola noche. Y mientras nos mirábamos uno al otro, allá afuera en las calles empezó a ocurrir algo. Se escuchaba una marcha de varias personas, pero no sabíamos cuántos eran, así que de inmediato nos levantamos del sofá y fuimos a ver por el gran ventanal, y nos quedamos asombrados ante lo que vimos. Ahí afuera iban marchando una cantidad impresionante de niños, iban en fila india y todos llevaban puesto lo que parecía ser una máscara de calavera. No hablaban entre ellos, y parecían ser guiados por nadie, pues no se veía ninguna figura de autoridad supervisándolos, pero por la forma en que marchaban tan sincrónica casi parecía que estuviesen rodeados de supervisores que esperan que cometieran el más pequeño error para reprenderlos. Estaban rodeados por una densa capa de niebla, casi parecía ser parte de una escenografía de la marcha.

-       ¿Ustedes saben qué pasa ahí afuera?- les pregunté.

-       Ellos ya parten de este mundo. Esos niños van rumbo a su muerte- dijo Paul tras nosotros.

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