domingo, 22 de septiembre de 2013

Legado familiar.

Hace ya un buen que no actualizo esta chucha. Así que he vuelto para seguir aterrorizando sus corazones, cautivar sus mentes y fascinar sus almas... Si pendejo, como no... Cambiando un poco la mecánica de mis entradas, esta vez hablaré de un legado que está en la familia Fierro desde hace un buen de años, y aun cuando es mucha gente la que lo conoce, son pocos (por no decir ninguno) los que nos han preguntado como fue que surgió el susodicho legado:

Aquí en Pánuco la familia de mi papá (QEPD), la familia Fierro Sanchez, es conocida por muchas cosas: son muy trabajadores, muy risueños, los hombres muy fuertes y formidables en las peleas, y muy buenos cocineros. Sin embargo otro motivo por el cual son muy conocidos, y esto más que nada lo hicieron posible mi papá, mi abuelo y mi abuela, es por ser masajistas eficientes. El canal por el cual esta habilidad familiar se dio a conocer fue por el fútbol: Mi papá siempre era solicitado por los equipos de fútbol de cualquier liga y edad, a veces hasta cinco equipos a la vez querían sus servicios, pero el solo podía trabajar con uno a la vez por liga (solo imagínense lo agotador que debe ser atender a todos los jugadores de equipo, jugadores de la banca incluidos, e ir a auxiliarlos si alguno se lastima en medio del partido), así que él solo elegía al mejor equipo y al que de antemano era más que obvio llegaría hasta las finales o incluso se coronaría como campeón. Así fue por más de 10 años, así que no se necesita ser muy avispado para darse cuenta que fueron tantos los equipos, tantos los jugadores, directores técnicos, asociados, incluso tantos miles y miles de asistentes a los juegos en esos 10 años, que la habilidad de mi papá ganó bastante renombre. Sin embargo no fue mi papá quien aprendió a dar masajes y después se los enseñó a mis abuelos, sino que fue al revés. A continuación, un fragmento de una conversación con mi papá sobre el origen del legado, parafraseado por mí:

          "Tu abuelo fue quien inició todo esto de la "sobada", hace mucho cuando era joven. Ya te he dicho lo testarudo que era a veces y cómo cuando se le metía algo en la cabeza estaba cabrón hacerlo cambiar de parecer. Pues resulta que de allá donde era (en realidad no recuerdo dónde me dijo que vivía en ese entonces) vio fuera de un gimnasio un cartel que decía que daban clases de boxeo, lucha libre y otros pinches estilos más. Él se sintió atraído por la lucha libre, quería ser luchador, nomás que ya sabía que tu bisabuelo Bartolo no se la iba a dejar fácil, y que no lo dejaría entrenar en nada. Igual se metió en ese rollo y después de unas lecciones le fue agarrando la maña a luchar. Y resulta que en ese gimnasio se solían dar luchas de exhibición, así que cuando tu abuelo estuvo listo hizo su debut haciéndose llamar Furia Roja. Pero esa misma función de debut fue la de despedida, porque lo madrearon bien y bonito, además que con una llave de lucha le lastimaron la espalda. Y no se retiró porque se rindiera, sino porque tuvo la suerte de que a esa lucha de exhibición de pura chingadera fuera tu bisabuelo, así que lo vio en el ring, vio como lo madrearon y terminando la función fue a vestidores y se armó grande el pedo. Muy enojado le dijo a su entrenador que ya no iba a seguir entrenando, pero el entrenador para no salir perdiendo le dijo que también podía entrenarlo en otra cosa como el boxeo, donde no había lucha de exhibición y lo aprendido les serviría para armarla en los chingazos. Al final dijo que también podía enseñarle a dar masaje. Tu bisabuelo prefirió que aprendiera algo para curar a la gente y no para lastimarla. Así que a partir de ahí tu abuelo Reyes aprendió a "sobar" y de ahí nos pasó lo aprendido a nosotros."

El masaje que aprendió mi abuelo tenía fines meramente terapéuticos, no consistía en relajamiento. Pero con el tiempo el fue afinando su estilo personal, agregando presión aquí y deslices allá, logró volverlo un masaje de relajación que además te ayudaba a suprimir el dolor muscular que trajeras en rastra. Se volvió tan bueno en ello que logró curar a personas de problemas de la columna y que, según los médicos, estaban confinados ya a la silla de ruedas. Logró hacerlos caminar, e incluso me ayudó a mi: desde que nací traía un problema en mi columna que no me permitía ni gatear, yo me "arrastraba" por el piso, hasta que mi abuelo me dio una afinada en la zona del problema. Después de eso nunca tuve la necesidad de gatear, sino que simplemente me paré y caminé muy bien, todo esto poco antes de cumplir un año de edad.

Y llegó un tiempo en que mi abuelo Reyes le dijo a mi papá que debía aprender lo que el sabía, porque esto le permitiría darnos un sustento sólido en el futuro. De mala gana (porque mi papá también era muy testarudo) fue aprendiendo todo lo que mi abuelo le enseñaba. Después de un tiempo se encaminó de manera eficiente en el oficio. Lo único que no lo volvía un masajista profesional era el título que nunca se ganó y del cual no prescindía para darse a conocer en Pánuco, pues incluso iba más gente a verlos a ellos que a los quiroprácticos profesionales. La siguiente en aprender fue mi abuela Juana, también de parte mi abuelo. Pero la técnica que usaba mi abuela era mucho más lenta y suave que la de mi abuelo y mi papá (algo que resultaba perfecto para aquellos que tenían alguna dolencia pero no iban con ellos porque temían que les doliera mucho), además que mientras que ellos daban un masaje íntegro en todo el cuerpo, mi abuela solo se enfocaba en la parte afectada y que el paciente le indicaba. Y cuando mi abuelo Reyes falleció ya solo quedaban dos que podían ejercer el oficio, pero de poco a poco mis tíos se fueron interesando muy poco o medianamente en aprender a masajear, así que viendo y prestando atención cada uno de ellos aprendió lo básico de la técnica y de ahí la aplicaron para usarla con su familia o amigos que trajeran alguna molestia muscular.

Mi papá empezó a expandir sus fronteras yendo a partidos de fútbol para promocionar sus servicios, y fue entonces cuando los equipos de fútbol lo empezaron a solicitar, esto le permitió establecerse en un negocio completamente seguro, con buen sueldo, le permitió conocer a muchas personas (algunas de puestos muy importantes)  y como un extra le permitió ir en viajes con los equipos a muchos lugares de la republica, como Sonora, Yucatan, Durango, Monterrey, la parte sur de Veracruz, Morelos, etc. Con el tiempo, y como todo buen padre que espera que sus hijos adopten gustos por el deporte, empezó a llevarme a los partidos, ora que a ver como trabajaba ora que a ver como se disputaba el partido. Y pasaron muchos años para que a mí, más que interesarme el fútbol, me interesara su trabajo. Poco a poco y con su completa supervisión fui yendo a los partidos con el mero fin de aprender a dar masaje. Y desde hace al menos 4 años, contando este como el quinto, había estado yendo con él como su ayudante, hasta el año pasado que el falleció, que fue cuando entré como su sustituto directo.

Lo único malo es que la gente piensa que este legado ha muerto junto con él, los equipos siguen pidiendo que los apoyemos en las temporadas de la liga, pero ya nadie va a la casa para que les quitemos las dolencias (bueno, si van, pero para que mi abuela los atienda, es como si creyeran que yo no puedo hacerlo), y temo que este legado muera conmigo, pues no tengo la experiencia suficiente como para poder instruir a alguien más en esto. Y aun si así fuese, no importa, pues este simple y a la vez complicadísimo oficio le ha dado mucho renombre a mi familia, así que aun si no logro marcar una diferencia, puedo irme sabiendo que mi papá y mi abuelo si lo hicieron.